sábado, 13 de noviembre de 2010

Vargas Llosa. Laureado escritor en plena actividad

Este año se cierra con dos éxitos de Mario Vargas Llosa (Perú, 1936). Uno, es un laurel casi inconmensurable, el galardón más alto que se concede a las letras universales: el Nóbel de Literatura de 2010. Desde mi punto de vista (que no es nada trascendente), es un premio rigurosamente justo y merecido, por cuanto Vargas Llosa es autor de una obra en la que se incluyen novelas de una grandeza épica desacostumbrada en los tiempos que corren y que, como se ha comentado en muchos medios, se alinean con las de los Dostoievsky, Tolstoi y otros inmortales de las letras. Por si fuera poco es un escritor comprometido con sus ideas que, desde hace muchos años viene exponiendo con amplitud y profundidad, sistemático e incansable, en conferencias y artículos de prensa.

El segundo éxito, con poco más de quince días de diferencia es, puede anticiparse, la acogida triunfal que tendrá, seguro, la publicación de su último libro “El sueño del celta” del que se han impreso, en la primera edición, la friolera de 500.000 ejemplares y que sin duda favorecerá la lectura, por similitud de escenarios e intencionalidad, de “El corazón de las tinieblas” (1899), la novela corta del cada día más revalorizado Joseph Conrad (1857-1924). En ella se denunciaba, oportunamente, la inhumana situación de la República Democrática del Congo (entonces país conocido como “Estado Libre del Congo” y propiedad privada de Leopoldo II, rey de Bélgica desde 1885 a 1908).

Esta coincidencia, al filo de las fiestas de Navidad (“practique la elegancia del regalo”), sin duda aliviará las dificultades del sector librero en España que, parece ser, no está teniendo un ejercicio boyante puesto que ha carecido del “tirón” de algunas novelas aparecidas en 2009 (Millenium y similares) y porque la novela histórica va perdiendo fuelle, bien por la crisis económica, por saturación temática o debido a algún cansancio de los lectores. Vargas Llosa y, por proximidad, Joseph Conrad pueden resultar un balón de oxígeno.

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