sábado, 13 de noviembre de 2010

El Nobel de Sartre. Renuncia y reclamación de su importe

A Jean-Paul Sartre, “por la calidad de sus escritos, su pasión por la verdad y la influencia de su pluma”, le fue concedido el Premio Nobel de Literatura en 1964, honor que rechazó enérgicamente en carta a la Academia por el color político del Premio, porque no quería que pudieran decir “es de los nuestros” y porque “me habría dejado recuperar por el sistema”. En realidad sus argumentos no fueron nunca tomados demasiado en serio y se ha apuntado que una de las causas para rehusarlo, y no la menos importante, era que en 1957 el Nobel se había concedido a Albert Camus (1913-1960) [principalmente por “El hombre rebelde” (1951)], libro que fue uno de los orígenes, o el principal desencadenante de sus tormentosos y públicos desencuentros. Que le hubiera aventajado en las preferencias de la Academia sueca era algo que Sartre no podía aceptar.

En paralelo a estas desavenencias, ha circulado reiteradamente la noticia de que Sartre, algún tiempo después de rechazar su nombramiento, había intentado percibir la cuantía dineraria del Premio que había despreciado. Este deseo, no ha dejado de referirse en crónicas y reportajes con alguna frecuencia; el autor de “La náusea”, el Papa del Existencialismo, el promotor de la “literatura comprometida”, el de “el infierno es los otros” renunciaba a la pompa del Nobel, pero quería el dinero. No obstante yo nunca había llegado a conocer la fuente directa que diera soporte y credibilidad a su petición de cobrar aquella dote. Por ello, es de agradecer que, ahora, El País lo divulgue y confirme la veracidad de tal circunstancia (El País, 12 de Noviembre de 2010. El acento. pág. 28). Es una breve, pero sustanciosa nota, que dice así: “El ex­secretario de la Academia sueca contó en sus memorias que Sartre había preguntado 10 años después si de todos modos podía cobrarlo”.

Este ex­secretario, Lars Gyllensten (1921-2006), en sus memorias: “Minnen, bara Minnen” (“Memorias, sólo memorias”) afirma que en 1975, y a través de un intermediario, Sartre preguntó si podía cobrar la suma del premio. La respuesta de la Academia fue que no era posible, porque el dinero había vuelto a los fondos de la Fundación y luego se había destinado a otros fines.

1 comentario:

  1. No es extraña esa ambigüedad de Sartre,nunca pudo superar el hecho de haber sido superado,literaria y humanamente,por Camus.Jamás le pudo perdonar el haber sido,él,Albert Camus,más clarividente (e inteligente),el haber visto con claridad la atrocidad del stalinismo y haberla denunciado mucho antes que el mismo Sartre, y Simone de Beauvoir,reconocieran,aunque a regañadientes,ese experimento atroz que fue la U.R.S.S.No habla bien de Sartre el haber querido el dinero después de haber montado el circo del desprecio a un premio, sólo muestra su doble discurso.

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