lunes, 21 de diciembre de 2009

"La tirada"

(Una vieja estampa)

En lo que conocíamos como "el portalón" -un viejo palacio de fachada de piedra y pórtico en arco de medio punto- vivía una familia con la que la gente del barrio tenía muy poca o ninguna relación. A sus integrantes, la mayoría mujeres, les veíamos acarrear pesados sacos con admirable soltura, lo que no dejaba de asombrarnos, no obstante se trataba de personas adultas, hechas y derechas. Se dedicaban a "la tirada" como principal ocupación y modo de sustento, motivo, por su naturaleza social más que por la ilegalidad de esta actividad, que hacía que fueran observados a distancia y con cierta prevención. Se les veía, siempre, bastante sucios, como carboneros, lo que no ayudaba a romper el aislamiento y, aún recelo, con que les acogía su vecindad menos maltratada por la diosa Fortuna, divinidad que, a mediados del siglo XX, no se prodigaba demasiado en España.

Dedicarse a "la tirada" quería decir que este quehacer, lo ejercían aprovechando la llegada a la ciudad de los trenes cargados de diferentes mercancías (carbón, remolacha, hierros), en vagones abiertos al cielo. En aquellos tiempos lo normal era que en las proximidades de la estación –a uno o dos kilómetros– los convoyes hubieran de aminorar la marcha o detenerse, en prolongadas esperas, antes de que les fuera autorizada su entrada en agujas. Esa coyuntura era aprovechada por cuadrillas organizadas, a veces integradas por familias enteras, que asaltaban los más que accesibles vagones y comenzaban a tirar al suelo, a los lados de la vía, su contenido, siendo el carbón uno de los productos de mayor atractivo. En tierra, otra parte del grupo recogía la mercancía y la metían en sacos para facilitar su transporte y seguramente su posterior venta. Podía darse el caso de que, después de haberse ido el tren, la recogida les ocupaba varias horas a lo que se podían dedicar sin ser molestados. La RENFE contaba con un cuerpo propio de vigilancia, "los carabineros", que estaban desbordados. Eran los años del estraperlo, de la falta de trabajo, del hambre y de la búsqueda desesperada de medios para sobrevivir.

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