martes, 4 de mayo de 2010

La condición humana

(Unas reflexiones)

Evadiéndome levemente de los asuntos puramente literarios deseo referirme, aquí y ahora, a la ligereza con que solemos los humanos tomar partido apasionado por asuntos que apenas conocemos y a los cuales no hemos dedicado ni un minuto de atención y análisis. Si se discute de Derecho todos parecemos conocer a fondo las leyes así como los procedimientos que se exigen en los tribunales de justicia; si es de Medicina, podemos parecer el mejor médico del mundo, si de Instituciones se habla nos expresaremos con pleno conocimiento de los mecanismos que los regulan y siempre, en todos estos casos y muchos más, sabemos cuál es la conducta adecuada a seguir en el supuesto de que se trate.

Transcurrido un año de la aparición de la bautizada oficialmente como “Gripe A” (gripe porcina, virus H1N1, etc), y pasada la fase inicial de temor a sus peligrosos efectos, se ha impuesto la calma entre la población, al menos de momento. Ya no se habla de “gripe A” si no es para mofa de las medidas que se pusieron en marcha con el fin de hacer frente a la pandemia, término con el que fue justamente etiquetado el proceso en Junio de 2009. A estas alturas, los ciudadanos avispados, que tanto saben de todo, hacen una jocosa crítica de la “alarma infundada” a que se dio lugar y el fracaso de la vacunación masiva que pretendieron aplicar las autoridades sanitarias internacionales.

Superado el susto, se pontifica, sobre el gran negocio de las multinacionales farmacéuticas que se tuvieron que poner a producir ingentes cantidades de antivirales para almacenarlos en los angustiados países de todo el mundo (que algunos sistemas nacionales de salud aún tardarán en pagar, si es que llegan a hacerlo*). Pero lo que me llama la atención es el desprestigio, la incredulidad que merece a la gente la vacuna creada al efecto, por vía de urgencia y cuya eficacia los personajes mediáticos más “avanzados” ponen en tela de juicio. Y ya, por extensión, qué caramba, su recelo (o incredulidad) lo extienden a todas las vacunas habidas y por haber. Como es natural, la mayoría del pueblo soberano “lo compra”; gusta esta actitud descreída; a toro pasado se critica y desconfía de la Organización Mundial de la Salud, de los organismos sanitarios estatales y del acierto de los gobiernos, en este caso. “Los fabricantes han ganado dinero a espuertas”, suelen decir los más ilustrados. Es posible; lo habrán facturado, contabilizado e incluido –como corresponde hacerlo– en sus “cuentas de resultados”. Son los apuntes contables, pero el dinero ¿ha ingresado en caja?; porque en ese sector (en España, por ejemplo) se paga con muchos, muchísimos meses de demora. Un viejo axioma dice que la venta acaba cuando se cobra.

Por mi parte, frente a alguna de estas fantasías urbanas, he tratado de que quien parecía mas enterado me explicara de donde obtenía estas informaciones tan fidedignas, en qué datos objetivos se fundaba y entonces la respuesta solía ser del tipo de “no hace falta, solo hay que pensar un poco” o “lo dicen todos…” o “el otro día habló por la tele un médico, de Nosedonde” o “¿no viste el debate con aquella monjita?”. Y ya está.

A ver… justo hace un año se detectaron casos de una nueva gripe procedente de un virus de la gripe porcina que no solía afectar al hombre. Saltó a la especie humana en Méjico, con afectados y muertes que propiciaron la alarma sanitaria mundial ante su facilidad para contagiarse y expandirse con rapidez por otros países que en aquél momento estaban en invierno. En España se trajeron casos “importados” de Latinoamérica (en pleno verano aquí) o de otros lugares de Europa; luego aparecieron los autóctonos sin aparente contacto exterior. Se temió que el virus mutara (que se volviera más agresivo) y la situación, en ese supuesto, habría convertido en una catástrofe de proporciones gigantescas. La OMS tomó las medidas y decisiones conocidas.

No obstante aún se habla de ello, ya como ejemplo de pifia, máxime ahora, al cumplirse un año de su aparición pública. Un ejemplo lo tuve hace unos días, cuando tomaba café con un grupo de personas de un nivel cultural elevado, universitarios los más, y al salir a colación este asunto todos lo tomaron a chacota, reían en tono de burla. Me sorprendió porque eran personas razonables y razonadoras, con cierto espíritu crítico bien fundamentado, por lo general. No dije nada al respecto. Para mí pensé ¿de qué se ríen? Sin duda se alegraban de que, según las últimas cifras de la OMS, la “Gripe A” “sólo” haya causado, en unos meses, unos 17.000 muertos (muy inferior a la llamada gripe estacional que afecta cada año a ancianos y pacientes con otras patologías severas previas). Bah!, total no ha sido nada. Mejor, pero qué cabe decir (pensar y sentir, también) cuando el 75 % de los decesos se han producido entre personas menores de 30 años. Vidas sin madurar, sin hacer. ¿Y en España? Pues se estiman los muertos en cerca de 300 personas, por lo general, previamente sanas, jóvenes en su mayor parte, unos cuantos niños, mujeres embarazadas, mil enfermos (más bien jóvenes) ingresados durante semanas en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales de todas las comunidades autonómicas… Bah!, unos exagerados alarmistas.

Afortunadamente mis últimas noticias, me indican que la guardia no se ha bajado (siguen reportándose nuevos casos cada semana) ante el temor de una reactivación del virus con los primeros fríos del invierno. Esperemos que, si llega, sea leve y únicamente pueda etiquetarse de “falsa alarma” para que muchos legos en la materia puedan seguir bromeando.
--------------
* Las Administraciones autonómicas, en el primer trimestre de 2010, han ampliado el retraso del pago de sus compras de productos sanitarios hasta un máximo de 657 días, con un promedio de 280 días. (La Vanguadia, 29-05-2010)

No hay comentarios:

Publicar un comentario