lunes, 15 de marzo de 2010

Miguel Delibes (1920-2010)

El viernes 12 de Marzo de 2010, como todos sabrán, ha muerto Miguel Delibes. Por televisión y a través de los principales periódicos hemos podido asistir a sus exequias fúnebres que, increíblemente, han congregado a miles de ciudadanos para darle el último adiós. Adjetivo como “increíble” esta movilización porque Delibes no era un futbolista popular, ni un as del automóvil, ni torero o artista. Tampoco jugaba al tenis, ni era un político. Únicamente, como él decía, “soy un cazador que escribe” y ¡de qué modo escribía!

¿A qué se debe, pues, esta reacción multitudinaria? Mi convicción es que todos mis paisanos están seguros de que se nos ha ido un hombre bueno, de ética irreprochable, recatado y, como escritor, un maestro. Era, un vecino próximo, con quien nos cruzábamos por la calle, leíamos sus libros, sus artículos (y los de sus discípulos aventajados) en “El Norte de Castilla”, periódico del que nunca se desligó del todo, a pesar de su dimisión en 1963. Esta reacción ha sido, sin duda, un triunfo de la cultura y del humanismo con el que –desde lejos o en directo– nos hemos emocionado y sentido orgullosos. El pueblo de Valladolid, miles y miles de personas, –hablan de unas 25.000, equivalente a un Estadio de Zorrilla, lleno– se ha volcado acompañando al escritor sencillo, de provincias, que escribía de cosas corrientes: de los niños, de la pobreza extrema, de jubilados, de la muerte, de la injusticia social y de los paisajes de la ancha Castilla.

Recojo algunas frases escuetas, sobrias como corresponde, con las que ha sido homenajeado en los titulares de prensa de estos días: “Delibes, la conciencia libre”, “Delibes, final del camino”, “Miguel Delibes, la grandeza de la sencillez”, “El alma literaria de Castilla”, “El cazador de palabras”, “Se apaga el alma de Castilla” “La voz de los desheredados”,“Adiós, maestro”, “Delibes: ancha era Castilla”.

Adiós, adiós.

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